Hace un par de días, el respetado comentarista político y ancla de CNN, Andrés Oppemheimer, publicó un artículo de opinión en el Miami Herald, que tal pareciera tener el objetivo expreso de confundir al votante hispano de la Florida en las próximas elecciones. Bajo el nada subliminal título: «Tío Bernie podría ser el peor candidato demócrata para los votantes hispanos«, Andrés se enfoca en «demostrar» su -como de costumbre bien redactado,- análisis basado en cinco razones:

PRIMERA: que «si votamos por Sanders estaríamos ayudando a re-elegir a Trump«, pues para este será muy fácil acusarlo de «socialista» y «comunista«, términos muy rechazado por la comunidad hispana, en especial entre los procedentes de Cuba, Nicaragua o Venezuela. Eso es cierto, pero lo que Oppenheimer no dice es que a estas alturas todos sabemos que «socialismo democrático» no es igual a «comunismo«. Todos sabemos que lo que existe en los países escandinavos (que es lo que Sanders defiende) es capitalismo puro, pero con justicia social y que nada tiene que ver con el comunismo de la ex Unión Soviética o el «Socialismo del Siglo XXI«. Todos lo sabemos, pero muchos nos hacemos tontos, porque eso es lo que conviene.

El propio Bernie Sanders se encargó de desmentirlo con la claridad a la que nos tiene acostumbrados en todo lo que argumenta o defiende en este artículo de Univisión, y su campaña tiene aún varios meses por delante para educar al votante hispano al respecto. Entonces, estimado Andrés, Bernie no será presa fácil para Trump, como lo podría ser alguien más «moderado«, del que nunca sabes si en cuestiones específicas está «más para allá» o «más para acá«. Lo único bueno de Trump es que siempre sabes de qué lado está: del de los poderosos. Y quien mejor se puede contraponer a Trump es alguien del que nadie tiene dudas acerca de a quien defiende cuando toca elegir entre el 1% y la abrumadora mayoría de los estadounidenses.

SEGUNDA: que «al votar por Sanders, los Latinos podemos ayudar a los Republicanos a ganar el Senado e incluso la Cámara de Representantes«, pues los senadores y representantes Demócratas podrían perder sus asientos si los asocian con un «ticket» socialista. Oppenheimer parte aquí de un premisa errónea, pues aunque Trump es relativamente popular aún entre su base, gran parte de la gente está cansada y frustrada con lo que está pasando en este país y apoya cambios impregnados de Justicia Social y de que logremos lo que otros países capitalistas, supuestamente menos desarrollados, ya tienen.

Lo que realmente «puede» producirse es lo contrario: si los senadores y representantes demócratas capitalizan sobre el extraordinario movimiento popular que está levantando Bernie entre los estudiantes, los jóvenes en general, las minorías, los trabajadores y buena parte de la clase media, quizás les sea mucho más fácil ganar, aunque pusimos entre comillas la palabra «puede«, porque esta afirmación es tan especulativa como la de Oppenheimer, aún cuando se nos antoja más auténtica y con un poco más de sustento práctico.

TERCERA: que «la propuesta de Sanders de Medicare Para Todos provocaría que muchos hispanos pierdan su cobertura privada de salud«. Dicho así, -de la manera ponzoñosa en que los enemigos de este proyecto lo están presentando,- parecería que se quedarían totalmente desprotegidos y no es así. En un sistema de pagador único, como el que existe en el Reino Unido y varios otros países europeos, quienes se ven afectados son las grandes farmacéuticas, las cadenas de hospitales y otros proveedores que se ven obligados a bajar sus exorbitantes e inmorales precios.

Mienten mucho respecto a eso, diciendo que no habría cómo pagar porque todos tengamos asistencia de salud de calidad o nos asustan con impresionantes subidas de impuestos. Los impuestos pueden subir un poco, es cierto, pero se compensa con la disminución de lo que pagamos por servicios de salud, además de que al eliminarse las aseguradoras como intermediarios se reducen los costo. Y eso para no hablar que con reducir el 25% del abultado presupuesto militar (que alcanza para destruir 8 veces la civilización humana, cuando una debería ser suficiente) y que las mega corporaciones pagasen su cuota justa de impuestos, pues ya alcanzaría para pagar por todo. No es algo fácil, no. Pero es posible. Pregunten a los noruegos, daneses, suecos, británicos y a otros.

CUARTA: porque «Sanders se ha opuesto a los Tratados de Libre Comercio con México y Centroamérica«, lo cual es muy cierto, pero lo que Oppenheimer no te dice es que Bernie se ha opuesto a esos tratados porque, de la forma en que están redactados, en letra y espíritu, resultan abusivos respecto a nuestros países de Centro y Sudamérica, al mismo tiempo que no generan suficientes empleos en Estados Unidos y Latinoamérica de la forma en que están concebidos. Y sobre todo, porque para nada se menciona «el cuidado al medio ambiente«, cosa que es vital en el mundo de hoy.

Bernie Sanders ha dicho en repetidas ocasiones que no está a favor de la injerencia de EEUU en Latinoamérica y mucho menos en la labor de décadas destinada a poner en esos países gobiernos que sean exclusivamente favorables a EEUU, cuando lo que hay que lograr es Gobiernos que sea favorables a sus pueblos. Como dijera Bernie en el 2011: «Seamos claros: una de las mayores razones de que la clase media en América Latina esté desapareciendo, de que la pobreza esté creciendo y de que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez más amplia, es debido a nuestras desastrosas políticas de libre comercio…sin restricciones«.

QUINTA: que «aunque Bernie propone deshacer las crueles políticas anti migratorias de Trump, su voto por una moratoria en las deportaciones hará que Trump lo acuse de partidario de tener «fronteras abiertas» lo cual es malo para el país«. Una vez más Oppenheimer se estaciona en el típico estilo de la derecha: o «blanco o negro«, o «todo o nada«, o «discriminación y racismo puro en la frontera» o «fronteras abiertas«. No es lo que está diciendo Bernie Sanders. Para contrarrestar un extremo no es necesario irse al otro extremo.

«Si usted abre las fronteras, mi Dios, hay mucha pobreza en este mundo, y estarías teniendo allí personas de todo el mundo«, frase que había comenzado diciendo: «Lo que necesitamos es una Reforma Migratoria Integral» y que luego continuó diciendo: «Necesitamos acabar con la demonización de los inmigrantes«. O sea, Bernie está a favor de los Soñadores, está en contra del maltrato que tenemos hoy en la frontera y de poner niños en jaulas, pero ni a Bernie, ni a nadie con tres neuronas se le ocurriría promover una política de «fronteras abiertas«, eso es parte exclusivamente de una sucia campaña de desinformación de la derecha, de la que ingenua o deliberadamente se hizo eco Andrés Oppenheimer.

En resumen, no hay candidato perfecto. Todos tienen sus «esqueletos en el armario«. Todos, -al igual que cualquiera de nosotros-, han dicho o hecho en sus vidas cosas que no debieron, cosas que quizás tenían buenas intenciones pero sus resultados no fueron buenos, cosas que quizás en su época y momento estaban bien, pero hoy las vemos mal…, pero todos tienen también aspectos positivos. Y sobre todo, cualquiera de los candidatos demócratas que finalmente quede nominado y se enfrente a Trump va a ser mucho, incomparablemente mejor al frente del país.

Sin embargo, aunque derribar a Trump sea la Prioridad #1, sólo pensar que hay que ganarle a Trump nos debilita. De hecho, el gran mérito de Trump es haber sacado a la luz toda la corrupción del pantano y lo erosionado del sistema. Estas elecciones, como bien dijo uno de mis amigos en Facebook, son un Referendum contra la corrupción, la falta de valores y la ética. De hecho es una oportunidad increíble que no debemos desaprovechar para votar no sólo contra Trump, sino contra todo lo que él representa; para ayudar a construir un país mejor, para pasar del «capitalismo salvaje» que nos han impuesto al «capitalismo moral«, más humano y mejor distribuido que podemos construir nosotros mismos. Nadie mejor equipado para conducirnos en esa misión que el Senador Bernie Sanders.

Yo sé que muchos aún se mantienen escépticos o con muchas dudas al respecto. Es normal y lo respeto, pero me sumo al sentir de los jóvenes y me mantengo en la posición que arriba he tratado de explicar, sin atrincheramientos, pero con total convicción.

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