Recientemente el Senador Rand Paul ha vuelto a insistir en que la separación de la Iglesia y el Estado es algo de los «comunistas» y no una cuestión muy «americana«. Tomando en cuenta que esa es una espada con la que intentarán golpear al candidato demócrata que se enfrente a Trump por la presidencia, nosotros hemos decidido apoyar al «ilustre» Paul y promover la alianza indisoluble del Estado, pero no con «la Iglesia«, sino con «las Iglesias«, porque al menos coincidiremos en que en una democracia TODAS las Iglesias y TODAS las religiones tienen el mismo derecho.

Si el Estado representa a todos, entonces no se trata de vincularlo a la religión de la mayoría, o a la religión que tú profesas, o a la de mis padres o a la de los hombres blancos ricos, sino a todas al mismo tiempo.

Antes de proceder, primero tengamos claro cómo se distribuyen las diferentes religiones en los Estados Unidos:

* Hay un 71% de cristanos, un 6% de no cristianos y un 23% de no afiliados a ninguna religión. Pero no son tres grupos monolíticos, sino muy heterogéneos y diversos. (Y aquí tienes tu primer ARGUMENTO contra los conservadores y trumpistas que dicen que si un demócrata llega al poder «acabará con el cristianismo encarcelándolos a todos«. ¿No te parece, además de tonto, un poquito difícil encarcelar a tantos millones de personas?).

      * Entre el 71% de cristianos tenemos que el 25% es de evangélicos protestantes, el 21% de católicos, el 15% de protestantes tradicionales, el 6.5% de protestantes negros históricos, el 1.6% de mormones y pequeños porcentajes de algunos otros. Este que es el grupo más grande, muestra grandes diferencias entre las principales congregaciones y sus hábitos de culto y adoración difieren mucho entre unas congregaciones y otras.

     * Entre el 5.9% de no cristianos encontramos el 2% de judíos, el 1% de musulmanes, el 1% de budistas y casi el 1% de hinduistas, con también mínimos porcentajes de «otros». (Y aquí te va otro punto INTERESANTE, que viene de la época de Obama, pero lo están reinventando de nuevo: «los musulmanes están tomando el control de EEUU«, o también «los judíos nos quieren quitar el país«… pues con la poca matemática que este autor pudo aprender en la escuela, pues parece también difícil que el 1% o el 2% puedan destronar al 71%).

   * Dentro del 23% de los no afiliados a ninguna religión, tenemos el 16% de los que no se definen en lo absoluto en el plano espiritual, el 3% de ateos y el 4% de agnósticos. (¿Puede alguien racional tragarse la píldora de que los ateos, infiltrados dentro de los liberales, son un peligro inminente para este país? Fíjate que no es el 3% de los estadounidenses, sino el 3% de ese 23% que se define como no afiliado a ninguna religión).

* Si el próximo Presidente demócrata (y que no te quepa duda que va a ser demócrata, pues la «infalibilidad» de Donald T es sólo otro mito barato) quisiera atentar contra la religión en Estados Unidos, pues tendría que enfrentarse no sólo al pueblo estadounidense, sino a un Congreso (ver imagen abajo) donde sólo el 3% de sus miembros se declaran «no afiliados a ninguna religión» (1% en el Senado) y donde el 86.2% de sus integrantes son protestantes o católicos, es decir, pertenecen a algunas de las muchas denominaciones del Cristianismo.

* Según un autorizado resumen de Gallup, el 37% de los estadounidenses clasifican como profundamente religiosos, el 30% como moderadamente religiosos y el 33% como no religiosos, pero eso no significa que sean ateos, como ya viste arriba, muchos de ellos son personas con un alto nivel de espiritualidad, o incluso creyentes en Dios, pero que no se afilian, no siguen y no practican ninguna religión.

Cada uno de estos grupos de afiliación o no afiliación espiritual tiene sus propias creencias, costumbres y fiestas que deben ser respetadas y tomadas en cuenta.

Por ello, antes de comenzar las clases en las escuelas, el día laboral en los empleos gubernamentales y las sesiones del Congreso de los EEUU, vamos a proceder primero a una misa católica (no porque sean mayoría, sino porque al ser los más monolíticos, pues podemos rápidamente «cumplir» con ellos. Luego tenemos al protestantismo, que no se agrupan en una sola Iglesia, sino en múltiples denominaciones, las cuales son consideradas «iguales» en cuanto a su fuerza y peso, por lo que como no podemos oficiar todos los días según el estilo de cada una, pues escogeremos a 10 de ellas cada día, de forma rotatoria, así que oficiaremos los rituales aleatoriamente al estilo de la iglesia Bautista, luego la Metodista, la Anglicana/Episcopal, la Prebisteriana, la Luterana, la Pentecostal, la Adventista y muchas otras a quienes profeso igual respeto, pero no me alcanza el espacio para mencionar.

En tercer lugar y alternando su orden cada semana, para no ofender a grupos más o menos similares en número, vendrá un toque de tambor de la religión Yoruba, cuyos adoradores en EEUU son varios millones, una lectura del Talmud, seguida de otra del Corán y finalizaremos con algunas enseñanzas budistas, que es una corriente espiritual de gran crecimiento en América, aunque tampoco olvidaremos a los Mormones y otros que están en minoría, pero como ciudadanos de nuestro gran país tienen los mismos derechos.

Y así continuaremos todo el día, durante semanas y meses y años hasta que todos estemos satisfechos con que nuestras Iglesias están siendo enlazadas con el Estado, tal y como Dios manda (bueno, Dios, Allah, la Santísima Trinidad, Babalú Ayé o cualquiera de las otras miles de deidades que adoramos).

Ah, caray, que así no vamos a trabajar ni los niños van a poder estudiar. No importa. Estaremos cumpliendo con los requerimientos de esos que piden la unión de la Iglesia y el Estado para no parecernos a los comunistas…

Y aún no te he dicho lo mejor: a partir de ahora no vamos a trabajar ni en Navidad, ni en Hanukkah, ni durante el Shabat (de los sábados olvídate) o el Ramadán, ni en el día de Santa Bárbara, ni en el de San Lázaro, ni en el de San Apapusio, que era un santo muy apreciado por mi padre, ni en el de ninguna otra divinidad en la que creemos nosotros o creen nuestros conciudadanos.

Suena bien, ¿verdad? Ahora ve y díle a Rand Paul y a todos los otros genios que abogan por la unidad de la Iglesia y el Estado que ya estamos listos, felices y más que dispuestos.

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NOTA DEL AUTOR: el sarcasmo y la «exageración» del artículo no se contrapone al respeto del autor por las diferentes creencias y religiones que, afortunadamente coexisten con respeto en nuestro país, y mucho menos al sagrado derecho refrendado constitucionalmente a la libertad de religión y culto; sino que pretende demostrar lo irracional y estúpido de las teorías de conspiración respecto a los liberales y la religión, así como los irracional, poco práctico  e inoperante que sería convertir los lugares de trabajo y estudio en templos de alabanza a los tantos Dioses que adoramos y los múltiples rituales que son sagrados para cada uno según su filiación religiosa-espiritual.

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